Cómo pasa el tiempo… Este viernes 10 de mayo se cumplen 18 años de la primera de las siete UEFA Europa League que lucen las vitrinas del Ramón Sánchez-Pizjuán. Finales en Glasgow, Turín, Varsovia, Basilea, Colonia y Budapest. Pero el sevillista siempre tendrá guardada en un rincón privilegiado de sus recuerdos la primera de todas ellas. La más mayor y la más querida. Eindhoven.
10 de mayo de 2006. Escenario: el Philips Stadium. Rival: el Middlesbrough inglés. La Markt Platz de la ciudad neerlandesa era un auténtico volcán blanquirrojo a los sones de El Arrebato en las horas previas del momento de mayor eclosión sevillista. 58 años habían pasado desde el último título. El Sevilla, de blanco y con medias negras, iba a escribir esa noche el primer capítulo de su historia como rey de la UEFA Europa League. El prólogo arrancó un Jueves de Feria con el eterno gol de Antonio Puerta ante el Schalke en el Sánchez-Pizjuán que valía el pase a la final.
Alineaciones titulares
Middlesbrough: Schwarzer; Parnaby, Riggott, Southgate, Queudrue; Morrison, Rochemback, Boateng, Downing; Viduka, Hasselbaink
Sevilla: Palop; Dani Alves, Javi Navarro, Escudé, David; Jesús Navas, Martí, Maresca, Adriano; Luís Fabiano, Saviola
Desde el banquillo entraron Renato, Puerta y Kanouté. Casi nada. No se había cumplido la media hora de partido cuando Luis Fabiano abrió de cabeza el marcador. Le seguirían un doblete de Enzo Maresca y la guinda de Kanouté naciendo el mito de que marcaba en todas las finales. Una noche inolvidable ante un conjunto inglés que no pudo dar respuesta alguna al juego blanquirrojo. Javi Navarro levantó los 15 kilos de plata de la Copa y media Sevilla se echó a la calle. La vuelta fue apoteósica.
Después llegarían la Supercopa de Europa en Mónaco en agosto de aquel 2006; en 2007 la Copa del Rey y la UEFA de Glasgow, más la Supercopa de España ganada en el Bernabéu; en Barcelona la Copa de 2010; el trienio mágico de Turín, Varsovia y Basilea entre 2014 y 2016; la Europa League ganada por el equipo de Lopetegui en 2020 y la última, salvando una temporada mediocre, del Sevilla de Mendilibar en Budapest frente a la Roma de Mourinho.
Los sevillistas miran el calendario con añoranza tras otra temporada horrible donde la permanencia ha sido el objetivo, sufriendo a su equipo lejos de los atractivos escaparates europeos. La temporada que viene se presenta con un trabajo previo de planificación austero donde el club deberá hilar fino. Todo empezó en Eindhoven y qué lejos parece todo aquello.
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