«No soy un mago, no soy David Copperfield», advirtió Oliver Glasner (Schärding, 1974) cuando, a mediados de febrero, tomó las riendas de un Crystal Palace que empezaba a ver el descenso como una amenaza real. La nefasta racha del equipo -sumaba dos victorias en 16 partidos- y el percance que sufrió Roy Hodgson-tuvo que ser ingresado en el hospital-precipitaron su llegada.
Venía de ganar la Europa League con el Eintracht Frankfurt en la 2021-22-fue el primer ‘verdugo’ del Barcelona de Xavi Hernández en Europa-, pero su fichaje no ilusionaba a la grada de Selhust Park. «Si tuviera miedo a que me despidieran en cuatro partidos, no habría venido a Londres. Podría haberme quedado en Austria esquiando», replicó cuando le preguntaron si temía batir el récord negativo de Frank de Boer, que sólo duro cinco partidos en el cargo.
Si tuviera miedo a que me despidieran en cuatro partidos, no habría venido a Londres. Podría haberme quedado en Austria esquiando
Hace falta bastante más para asustar a alguien que tuvo que ‘colgar las botas’ en 2011 a causa de una hemorragia cerebral. «Los médicos le dijeron a mi esposa que tenía un 50% de posibilidades de sobrevivir», recuerda.
Pues bien, once partidos le han bastado a Glasner, que comenzó su carrera en los banquillos como ayudante de Roger Schmidt en el RB Salzburgo, para convertirse en el ‘entrenador de moda’ en la Premier League. Sólo el Manchester City ha sumado más puntos que el Crystal Palace (13) en los últimos cinco partidos:ganaron al Liverpool (0-1) en Anfield -fue el principio del fin de los de Klopp en la lucha por la Liga-, vencieron al West Ham (5-2), derrotaron al Newcastle (2-0), empataron con el Fulham (1-1) y el pasado lunes ‘vapuleraron’ al Manchester United (4-0).
Han pasado de pelear por el descenso a estar a dos victorias -acumulan 43 puntos- de igualar el récord de puntos del Crystal Palace en Premier: sumaron 49 con Roy Hodgson en la 2018-19 y con Steve Coppell en la 1992-93. «Todo el mérito es de los jugadores. Confiaron en nosotros desde el primer día y ahora están obteniendo su recompensa», asegura Glasner.
Todo el mérito es de los jugadores porque confiaron en nosotros desde el primer día
El gran cambio de las ‘Águilas’, si cabe, no está en lo cuantitativo, sino en lo cualitativo. El exentrenador de SV Ried, LASK Linz, Wolfsburgo y Eintracht Frankfurt ha transformado el férreo 1-4-2-3-1 de Hodgson y su apuesta por un fútbol más directo en un ambicioso 1-3-4-2-1: el Palace, desde su llegada, ha registrado 21 goles a favor y 13 en contra. Y sin el lesionado Marc Guéhi, su central de mayor enjundia.
Su apuesta por el fútbol de ataque es innegociable: «Mi filosofía es muy sencilla. Se basa en marcar goles. Es por lo que todos empezamos a jugar al fútbol. De niño nadie salía al campo pensando en defender. Todos queríamos coger el balón, anotar y celebrarlo con los amigos. Para mí es importante que siempre juguemos de la misma manera, ya sea en Selhust Park o fuera».
Mi filosofía es muy sencilla. Se basa en marcar goles. Es por lo que todos empezamos a jugar al fútbol. De niño nadie pensaba en defender
Un ataque que, sin embargo, muchas veces ‘nace’ desde la defensa. La presión adelantada con la que Oliver Glasner ‘ahoga’ a los rivales -sin renunciar al contragolpe- ya se ha convertido en ‘marca registrada’. Así lo atestiguaba la propia web de la Premier la semana pasada: el Palace ha incrementado su presión en un 18% y ha reducido su PPDA -el número de pases que promedia el rival por cada ataque- de 15 con Roy Hodgson a 12,4. Se sitúa, curiosamente, justo por detrás del City (12). Además, según ‘Fbref’, su porcentaje de ‘tackles’ en el último tercio del campo se elevó un 29%.
El ex del Eintracht también ha aumentado el ritmo y la intensidad, tanto en los entrenamientos -por lo general hay sesiones programadas (ya sean en el campo o de vídeos) seis días por semana- como en los partidos. En este sentido, los más beneficiados han sido los laterales. El recién llegado Daniel Muñoz -repartió dos asistencias ante el United- y el renacido Tyrick Mitchell han visto aumentado su recorrido y sus opciones de pisar área rival.
El gusto de Glasner por el buen fútbol se traduce en un doble pivote combativo, con capacidad para el ‘quite’, pero, sobre todo, creativo: el formado por Will Hughes y Adam Wharton. Este último, llegado del Blackburn Rovers por 25 millones en el mercado invernal, se ha convertido en una de las sensaciones de la Premier. Hay quien incluso ve al ‘Wilpshire Pirlo’ con opciones de ir a la Euro con Inglaterra.
Glasner, muy demandante en la presión, otorga, en cambio, absoluta libertad a sus jugadores en ataque y, en Selhust Park, los encargados de ‘hacer la diferencia’ con su desborde no han cambiado. Siguen siendo Eberechi Eze y Michael Olise.
Si tienen el día, el inglés y el francés -le marcó dos goles al United- vuelven loco a cualquiera. Son como ‘Zipi y Zape’. «Tiene calidad, regate, remate, todo…», afirma Olise sobre Eze. «Aporta mucho al equipo. Tiene una calidad increíble. Siempre quieres jugar con futbolistas así. Disfrutamos mucho juntos», replica Eze.
Olise y yo disfrutamos mucho jugando juntos
La eficacia en forma de remate la pone un ‘irreconocible’ Jean-Philippe Mateta.El ex del Mainz suma nueve goles en los 11 partidos que ha disputado desde la salida de Roy Hodgson. Es más, se ha convertido en el primer jugador -desde que lo lograra Shearer en el Newcastle con Keegan en la 1996-97- que marca en sus seis primeros partidos en casa con un entrenador nuevo. Un ‘mago’ ha llegado a la Premier. No es David Copperfield. Se llama Oliver Glasner.
