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    Gündogan, duro contra Araújo y honesto tras eliminación de Barcelona: ‘se lo regalamos a PSG’ | Champions League



    Se aprende más de las derrotas que de las victorias, eso es seguro. Pero las lecciones suelen quedarse en el ámbito privado, en el secreto, en el camerino. Por eso el ejercicio de la autocrítica pública después de un gran fracaso resulta verdaderamente refrescante.

    ¿Se vale cuestionarse por hacerlo mal, por fallar cuando todo está a favor, por exponerlo todo, sin miedo? ¡Claro! Y lo ha hecho Ikay Gündogan tras la brutal estrellada de FC Barcelona contra PSG, en unos cuartos de final que encaminó con el 2-3 en la ida, en París, y terminó perdiendo en su propio casa tras el 1-4 de la vuelta para decirle adiós a la Champions League. 


    «Esto es la Champions. No importa el rival, es imposible remontar si uno de tus jugadores es expulsado. Estamos muy decepcionados. Sentíamos que teníamos el control del partido antes de la tarjeta roja. Si es falta, es tarjeta roja», dijo, para empezar a despedazar el manual de excusas de Xavi, su entrenador, quien en su primera oportunidad ante el micrófono salió a defender lo indefendible, una falta de Araújo muy clara y una consecuencia que para todos los jugadores, incluso el arquero Ter Stegen era obvia.

    Con su compañero uruguayo fue absolutamente implacable: «Es difícil de decir, pero en estos momentos cruciales debes estar seguro que puedes recuperar el balón. Si no consigues la pelota, y no sé si la toca o no, debes dejarlo ir. Prefiero conceder el gol o un dejar al delantero con un uno contra uno. Se tiró el balón largo y no sé si llegaba a la pelota. Podía dejar la oportunidad a nuestro portero y que nos salvara o incluso conceder un gol. Ponerte con un hombre menos por la roja tan temprano en el partido te mata».

    Cada cosa que se hizo mal en el campo la expuso con honestidad: «Otra vez un error. Creo que teníamos que salir y no dejarlo chutar. Estaba solo. No es algo que no hayamos entrenado. El jugador más cercano a la pelota tiene que salir. Éramos tres contra tres en el córner y Vitinha era el cuarto hombre y alguien debía salir. Nadie lo hizo, o lo hizo demasiado tarde. Fue un buen disparo y fue el segundo gol. Era un gol innecesario, pero ahora ya es demasiado tarde», dijo.

    Gündogan no ocultó nada: «Estoy muy decepcionado. Estábamos en una buena posición. No sólo por el partido de ida, también por haber hecho el primer gol. Todo estaba en nuestras manos pero lo dejamos escapar de la manera más fácil. Se lo regalamos al PSG. Eso es lo más decepcionante», concluyó.

    ¿Qué tan doloroso fue para sus compañeros y qué tan roto quedó el vestuario por este ejemplo de no dar excusas ante una dolorosa derrota? El tiempo lo dirá. Están entre profesionales, no puede ser que no se digan las cosas a la cara. ¿Privacidad? Es una elección, evidentemente no la de Gündogan.

    Se puede salir sin eufemismos a reconocer los fracasos, se vale decirlo todo y no esconderlo bajo la alfombra y sin duda ayuda más decir la verdad, por dolorosa que resulte, que esconderse en las excusas. Larga vida al ejercicio de la verdad.



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